Dos
clases de criterios muy diferentes han surgido en el último siglo para
diferenciar la política de todos los demás aspectos de la sociedad y, por
tanto, para aislar el objeto de la ciencia política. De un lado, han tratado de
definir la vida política en función de instituciones. Del otro lado, se ha
centrado la atención en la actividad o comportamiento que plasma en las
instituciones en cuanto formas históricas particulares. Desde el primer punto
de vista, la ciencia política ha sido definida, como el estudio de las
instituciones gubernamentales, o como el estudio del Estado. Desde el segundo
punto de vista, se ha definido como el estudio del poder o proceso de adopción
de las decisiones.
Su
objeto de estudio son las relaciones políticas, las cuales son relaciones de
poder dentro del estado. Como ciencia tiene conceptos que le son propios:
estado, poder, gobierno, caciquismo, democracia, partidos políticos, grupos de
presión...
Es importante hacer notar que la Política como
ciencia no es una doctrina o filosofía sobre el arte de gobernar; sino un método que nos conduce a descubrir las
relaciones que se establecen entre los diferentes elementos que constituyen la
realidad social dentro del marco instituido del Estado.
Filósofos como Platón y Aristóteles reflexionaron
acerca de cómo debería constituirse un gobierno ideal, de ciudadanos virtuosos.
No obstante, la clave de esas
reflexiones eran, precisamente, la búsqueda del bien humano y no el estudio de
las estructuras políticas en sí mismas.
Nicoló dei Machiavelli, en su obra más famosa “El
Príncipe”, hallamos la primera aproximación a lo que podría considerarse un
estudio científico de la política, pues él ya no se pregunta qué tipo de
gobierno hace a los hombres buenos, sino cómo se constituye un Estado y cómo se
mantiene el poder .
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