jueves, 18 de septiembre de 2014

POSITIVISMO

Con el término “positivismo” se suele indicar una corriente de pensamiento de carácter filosófico-cultural, dominante en Europa durante buena parte del siglo XIX, particularmente en Francia, Inglaterra, Alemania e Italia. El movimiento alcanzó también Estados Unidos y América latina. Debe su nombre a Saint-Simon —que lo usó por primera vez en el Cathéchisme des industriels, publicado en 1823—, pero fue precisado y popularizado, sobre todo, por Auguste Comte (1798-1857), que es considerado el padre del positivismo.

El término “positivo” tiene distintas acepciones. Significa lo que tiene su origen en un acto institucional, divino o humano, que ha sido establecido; se opone, por tanto, a natural, estable o eterno y, en este sentido, se habla, por ejemplo, de derecho positivo, o de religión positiva. Según otra acepción, que sigue más de cerca la etimología (positum = “lo dado”, “el dato”), significa lo dado en la experiencia y, en consecuencia, lo directamente accesible a todos. Comte asume este segundo significado: para él, positivo indica, sobre todo, lo que es “real” (opuesto a ficticio o abstracto, o quimérico), lo observable, lo que puede controlarse experimentalmente, de manera que se sustrae a toda duda, es decir, lo “cierto”. En una tercera acepción, positivo significa también “fecundo”, “eficaz”, “útil”. Este significado es aceptado también por Comte: positivo es lo útil, lo utilizable en beneficio del hombre, sobre todo, a través del dominio de la naturaleza. Finalmente, para el fundador del positivismo, el término positivo incluye el significado de “orgánico”, es decir, aquello que se puede relacionar en un conjunto dotado de unidad, de sistematicidad.

La doctrina de Comte, que marca el inicio de lo que propiamente se entiende por positivismo: el sistema que considera objeto de conocimiento únicamente los hechos de experiencia y sus conexiones; se debe abandonar, por tanto, la pretensión ilusoria de alcanzar la realidad en su esencia y en sus causas reales. El objeto de la ciencia no será ya la investigación de la causa, sino la determinación de las leyes invariables a las que están sometidas las realidades naturales. El positivismo limita el saber al estudio matemático de los fenómenos sensibles.

Las características de esta corriente son:


  • Privilegiar las explicaciones científicas
  • Tratar de excluir del conocimiento las explicaciones que van más allá de las evidencias materiales.
  • Privilegiar el uso de un método: el científico y el hipotético-deductivo.
  • Tener una concepción de evolucionismo unilineal.
  • Mantener una actitud de optimismo frente a las capacidades humanas.
  • Conformar explicaciones de corte causalista (identifica causas).
  • Promover la acción preventiva del ser humano ante hechos de la naturaleza.
Auguste Comte señala que la sociedad ha transitado por tres estados básicos de desarrollo:

  • Teológico o ficticio. El ser humano dirige esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza
  • Metafísico o abstracto. Se sustituyen los agentes naturaleza por una fuerza sobrenatural, Dios.
  • Estado científico o positivo. El hombre busca descubrir mediante el empleo del razonamiento y la observación sus leyes efectivas.



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